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viernes, 29 de julio de 2011

Expedición

Este relato lo escribi para un concurso de navidad, el cual no recibi premio alguno. Parece que buscaban algo mas navideño, mas cliche de esta festividad, y no un relato emotivo y con sabor amargo que queda detras. El frio del invierno que nos acompaña en esta festividad, es duro combatirlo solo, mas aun cuando dejas detras a los tuyos.
Un saludo y espero que os guste.
Expedición


He visto caer a mi alrededor a todo aquel que me acompañaba, como hojas al tocarles el dedo del otoño. No me queda más que vagar por este firmamento sin estrellas, y abrirme paso en la oscuridad, hacia un lugar que desconozco, pero que bien sé su final.
Pienso cada día, como despedirme de los que no están aquí, qué decirles desde la distancia. ¿Sabrán lo mucho que les añoro?

La estepa helada se cierne ante mí, mis pulmones se ahogan con su frío aire. La vida se escapa con cada expiración. Siento esto tanto como veo que el sol se esconde poco a poco en el horizonte, tiñendo de rojo el albino desierto del que no lograré escapar.
         Poco a poco dejo de sentir el riego sanguíneo en mis pies, al igual que los latidos de mi corazón se hacen más débiles. De hecho, es lo único que oigo en este silencio atronador que me derrumba.
Dulce, dicen que este camino que he tomado sin elección es dulce.
         Éste será el último invierno que me queda, me esfuerzo por no llorar, pero no por lo que acontece. Lo que me duele es no poder verte, no poder decirte que lo siento. Aún espero verte, aún sea como una ilusión, pero al parecer éste desierto no me concede siquiera eso.
Dos meses hace que comencé esta aventura, desde entonces, aunque no te vea no dejo de soñar contigo. Echo de menos tus suaves caricias, cálidas como un rayo de sol, -ahora mas que nunca-, tus abrazos, tus labios…Te añoro tanto…, que a veces creo que te siento.

Se levanta una ligera brisa, se clava en mi piel como agujas de plata penetrando hasta mi interior.
Oscurece.

         Espero leas esto algún día. (Que vano es este sueño).






“Extracto del diario del señor Moral. Noviembre 85 ”
Expedición al polo norte

jueves, 28 de julio de 2011

The way

Así se llama la pelicula en cuestion ed la que kiero hablar hoy. Despues de verla me he quedado con muy uen sabor de boca, es una pelicula emotiva, a ratitos divertida. A mi parecer con una muy buena fotografia, y sabiendo sacarle jugo a los paisajes tanto a la los personajes y sus anecdotas.
El motivo por el que la he visto, es porque me voy a hacer el camino, y me parecio interesante verla. Y no me ha defraudado.
Dejo la foto de Burgos, una entrada a al ciudad de la que sale en la peli solo la parte posterior. Y su belleza es sublime.
TRAILER:

martes, 26 de julio de 2011

La doncella oscura

Esta es mi primera entrada, que no la ultima. Y, porque no un relato dedicado a una de mis minis favoritas "The dark maiden". Ya era una idea para un relato corto, pero germino con ella, la doncella oscura. Espero que os guste. Un saludo.


La doncella oscura


Esta no es otra triste historia de lamento y perdición,
Es una historia real en la que no existió el perdón.
Alrededor del S. XII una flota de barcos se dirigía hacia las costas de oriente,
su objetivo,  satisfacer a su hacedor recuperando aquella santa tierra.
 En uno de los flamantes barcos viajaba un gran hombre,
 que dichoso de llenar su corazón y el de los suyos con la causa, había dejado toda su fortuna en manos de un herrero, que le facilito gustoso, una espada y una armadura,
 se dejaba entrever que no eran precisamente de nueva factura. Pero,
 bien lograrían ayudarle a conseguir su cometido en esta tierra agreste
 labrada con los huesos de aquellas gentes,
sembrada con sangre y bañada por el sol.
Lo que el susodicho no sabía era que en pos de un triste final,
 su dama le esperaba oteando el horizonte, a que regresara.
 A la par  mirando hacia el cielo con sus ojos vidriosos le pedía a ese al que tú ibas a honrar, que llegaras a salvo por mucho que fuera el precio a pagar.
Pasaban los meses, las noticias no llegaban.
 Cada día  aquella cima se hacía más cercana,
 el chocar de las olas contra la piedra era música que impedía su letargo.
Lo que el caballero no sabía, aun su corazón se lo gritaba,
 era que su hogar lo necesitaba más aún que cualquier gloria.
 Su dama se ahogaba en lágrimas, todas aquellas que había vertido desde el acantilado al que cada día se acercaba,
desde el que te despidió, y desde el que te esperaba.
 La brisa se la llevó, y se sumió al letargo de las rocas y el mar.
Hoy viaja sin rumbo, atada su alma al mar,
buscando venganza vestida de roble y bronce.


Miguel Ángel Moreno Fuentes